Lean el artículo 5 de la Carta de la Esclavitud. Allí dice: “El Ecuador es un territorio de paz. No se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”. ¿A qué les suena? ¿A la promesa de Rafael Correa de que la “Base de Manta” se iría del país? Pues se equivocan. Vuelvan a leer, porque de acuerdo con la letra exacta, los gringos constitucionalmente no estarán impedidos de permanecer en Manabí, ya que lo que hay en Manta, técnicamente, no es una base militar –Correa lo sabe muy bien–, sino un acuerdo para que los norteamericanos “utilicen una porción de la Base Aérea Ecuatoriana Eloy Alfaro en Manta” como “puesto de operaciones avanzadas” para realizar “vuelos de detección antidrogas”. La mayoría de los vuelos, además, son de agencias “no militares” y las aeronaves “no están armadas”.

(Las citas son de la página web de la Embajada norteamericana).
De tal modo que como en Manta no existe legalmente una “base militar extranjera” ni “instalaciones extranjeras con propósitos militares”, el artículo 5 no aplica.

Alexis Mera –el verdadero autor de la nueva Constitución– es demasiado astuto como para que una redacción confusa en un tema tan importante se le pase por alto. Correa personalmente se encargó de que quede así, pero no porque ya haya resuelto qué hacer con los gringos, sino porque quiere guardarse ese as en la manga para negociar, cuando lo necesite, con el Departamento de Estado norteamericano. Su decisión final dependerá de las encuestas, como en todo. ¿Acaso en enero del año pasado no se proclamó gran amigo de Álvaro Uribe (mientras Colombia bombardeaba con glifosato nuestra frontera) y un año después casi nos embarca en una guerra por un asunto de menor cuantía?

Ahora bien, les formulo una pregunta: ¿Podemos votar por un proyecto de Constitución que se contradice con el principal anuncio de campaña electoral del Presidente que la auspicia? Mi respuesta es no, o mejor dicho Nulo, así que creo que Correa será derrotado en el referéndum.

Pero si me equivoco y el Sí se impone, podría ocurrir que Correa sea castigado por una maldición gitana. Imaginen el siguiente escenario: gana el Sí en el referéndum. Entra en vigencia la nueva Carta de la Esclavitud. Se convocan a nuevas elecciones y Correa se presenta como candidato. Pero también se postula Alberto Acosta, con lo que el electorado correísta –que ya está bastante desmoralizado– se divide. La derecha, en cambio, se unifica detrás de un solo candidato, Lucio Gutiérrez, que gana por estrecho margen. Sociedad Patriótica asume entonces el poder y comienza a gobernar con una Constitución que le otorga al Presidente poderes supremos. El primero en pagar las consecuencias será Correa, porque el nuevo Primer Mandatario tendrá tantas atribuciones que ninguno de sus enemigos la pasará bien.

Pero la maldición gitana también será para los periodistas, porque entonces las bestias salvajes nos veremos obligadas por nuestros principios éticos a defender los derechos civiles de Rafael Correa, el gran insultador. ¡Vueltas y vueltas que da este mundo caprichoso!