Antes bastaba con que el equipo sirva para llamar y enviar mensajes; ahora el consumidor busca uno que también satisfaga sus gustos: radio FM, cámara de fotos, MP3, bluetooth, messenger, correo electrónico...En teoría, el pedido ha venido siendo el mismo a la hora de comprar un celular: que sirva para hablar, enviar y recibir mensajes. Pero en la práctica, esa solicitud se volvió una exigencia tecnológica que puso a correr a los fabricantes de teléfonos para desarrollar un equipo que, además, tenga cámara de fotos y video, permita enviar datos a través de dispositivos (bluetooth o infrarrojo), escuchar música y el programa favorito de radio.El consumidor se volvió exigente con el servicio y las opciones de  distracción de su teléfono móvil. Ya no le basta, como hace una década, con la innovación del identificador de llamadas, para saber a quién contestar o evitar el rastreo cotidiano del jefe. Hoy las exigencias varían según el uso y las  necesidades de comunicación. El celular básico, ese que nació para hablar desde cualquier lugar y mantenerse en contacto con la oficina y la familia, dejó de ser igual para todos. Cada segmento de consumidores tiene un modelo que considera básico para ellos.Marcela Espinoza, una abogada de 29 años, por ejemplo, no adquiriría un celular sin cámara de fotos. De hecho, su teléfono actual es más bien una cámara (tiene 3,2 megapíxeles) que puede recibir y hacer llamadas. Lo prefiere así porque lo lleva a todos lados y puede captar cualquier instante de sus hijos, de 10 y 4 años, sin tener que cargar otro equipo.Johanna González, en cambio, una auditora de 30, prefiere usar un modelo sin esta opción porque es más práctico y seguro, dice.Los fabricantes de teléfonos han identificado esos requerimientos y enfocan sus productos según los grupos de compradores. Allan Hacay, gerente de producto de Samsung Electronics, indica que las características básicas de un celular están dadas en el mercado, por ello existe una segmentación de equipos. El mercado ecuatoriano, dice él, se rige por precios, pero también por las funciones que ofrece un celular. Así, para un grupo las funciones básicas pueden estar en la capacidad de llamar y mensajear.Pero para otros, en tener MP3, radio, memoria expandible,  mensajes multimedia o navegación wap (permite descargar directamente desde el teléfono). “El cliente quiere tener más en su siguiente celular. Hay segmentos que antes tenían sus cámaras y ahora los piden con mejor calidad y mayor número de megapíxeles. Hay usuarios de gama alta que buscan hasta de cinco megapíxeles”, señala.Los segmentos se establecen hoy por hoy por necesidades o gusto y dejaron de lado la clase económica o social. Jaime Simó, subgerente de marketing de LG, dice que se dividen por el uso que las personas dan al celular y para ello se estudian las tendencias y la  forma de vida de los potenciales clientes.LG tiene cinco segmentos establecidos. El primero, denominado Premiun, pertenece al grupo de los que siempre quieren tener el teléfono más completo y con mejores servicios. Son los que prefieren, por gusto, trabajo o negocios, celulares con acceso a messenger, correo electrónico y a la visualización de archivos de Word, Excell o Power Point.Son los que siempre están conectados a la tecnología y por lo general –indica Simó– no requieren de cámaras con alta resolución u otras exigencias.El segundo grupo es un marcador de tendencia, el que impone la moda del mercado. Para este segmento, un celular básico tiene que tener diseño, cámara con buena resolución, estabilizador de imagen, bluetooth  y cuanto dispositivo nuevo salga al mercado.También están los que buscan diversión. Ahí no basta con los mensajes sencillos. Se requieren mensajes multimedia (que permiten enviar imágenes o video), juegos de última generación (nada de víbora en blanco y negro), música,  interacción con el teléfono y tarjeta de expansión de memoria para guardar diversidad de archivos. “Por lo general son los teléfonos más coloridos”, señala Simó.El utilitarium es otro segmento desarrollado para la oferta de celulares. En este se ubica el consumidor que busca un teléfono más sencillo, que evalúa el precio, el producto (que sea bonito, sobre todo) y sus características. En ese grupo está Javier Delgado, un ingeniero comercial de 26 años. Para él, la importancia de un teléfono está en el servicio que le brinda (intercambio de datos, cámara), pero también en su presentación. “Lo más incómodo es un teléfono grande y con teclas duras”, expresa.El último segmento es el basic, cuya única guía es el precio. Es un grupo que prefiere los teléfonos económicos, esos que en teoría solo deberían servir para hablar y mensajear, pero que en la práctica vienen con juegos, radio FM o linterna como valor agregado.Sin estándaresY aunque hay segmentos definidos, existen características fijas que el público no varía a  la hora de buscar un celular, como la cámara de foto y video, la tarjeta de expansión de memoria, el bluetooth y el MP3 (reproducción de archivos de audio o video). En los teléfonos considerados económicos también hay exigencias, agrega Hacay, como juegos, que la batería dure y la carcasa sea resistente a las caídas.El público ecuatoriano se mueve llevado por la innovación (o la novelería, como le llaman algunos) y eso explica que los celulares con más funciones o de última generación sean los que mayor demanda tengan, según refieren los vendedores del local de Cellshop, del Mall del Sol.Allí pocos preguntan por modelos específicos. La solicitud parece aprendida de memoria por los clientes: “Quiero un teléfono con cámara, radio, bluetooth o infrarrojo y memoria expandible”. Las opciones sobran en la percha. Los vendedores muestran la gama, explican las ventajas y lanzan los precios. El consumidor escucha, pregunta o pide otro equipo.Una de las jóvenes explica al futuro comprador que el bluetooth permite la transmisión de datos (tonos, videos, imágenes) a larga distancia, hasta 10 metros, y que el infrarrojo tiene la misma función, aunque en este será necesario que los teléfonos entre los cuales se va a pasar información estén juntos. Aunque esa diferencia marca una variación en el precio, el cliente se inclina por la más avanzada, porque quiere intercambiar datos con los amigos del trabajo sin necesidad de tenerlos cerca.Es una costumbre que se generalizó con la aparición de este dispositivo y que hoy no tenerlo es como estar out.Cuando su requerimiento está cumplido, pregunta el precio final. Lo paga diferido a tres meses. Y antes de irse consulta cuánto cuesta el teléfono con internet y correo electrónico, cuándo llegará  la tecnología 3G y las opciones de pago que tendrá, entonces, cuando realice su próxima compra.“La tendencia es la convergencia digital, tener todo en el teléfono. Que haga la función de palm (agenda electrónica), computadora, teléfono. Pronto televisión en un solo equipo, indica Jaime Simó.   Él y Hacay coinciden en que el desarrollo de la tecnología celular va más allá de crear un teléfono y sacarlo al mercado. Las fabricantes dedican investigaciones enteras y estudios de mercado para satisfacer las necesidades del consumidor, una necesidad generada por la avalancha informática mundial y frente a la cual el precio de los equipos parece ubicarse en un segundo plano.Por eso no hay un celular con funciones (ni precio) básicas; lo básico depende de la necesidad de cada cliente. Los requerimientos de hoy están enfocados a implementar nuevos y más sofisticados servicios. Nada de lo que se ha visto hasta el momento con el messenger, el correo electrónico e internet.Las telefónicas locales trabajan en la implementación de la tecnología 3G, una plataforma que permitirá a los usuarios acceder a videconferencias, canales de televisión digital y GPS desde su teléfono celular.Con esa tecnología vendrán también nuevos equipos para su uso. Serán celulares que en teoría servirán para hablar, mensajear, chatear y estar comunicados, pero que en la práctica pasarán a ser un teléfono móvil básico para otro segmento ‘tecnologizado’ del mercado.