El Papa dijo que es de desear que los ecuatorianos disfruten de todos los derechos y mejores condiciones de vida.

El Pontífice manifestó que la Iglesia Católica “no está ligada a ninguna forma de cultura humana o sistema político, económico o social y realiza una importante aportación al bien común del país”.

“De ahí la necesidad de promover y afianzar el ámbito de libertad que le reconocen los textos constitucionales de Ecuador. Por eso es de esperar que el nuevo ordenamiento contemple las más amplias garantías para la libertad religiosa de los ecuatorianos, de modo que la nación pueda contar con un marco legal, conforme también al contexto y los acuerdos internacionales”, dijo.

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El Obispo de Roma agregó que la libertad de acción de la Iglesia, “además de ser un derecho inalienable, es condición primordial para llevar a cabo su misión ante el pueblo, incluso en circunstancias difíciles”.

El papa Ratzinger indicó que  es de desear que los ecuatorianos “puedan disfrutar de todos los derechos, junto con sus correspondientes obligaciones, obteniendo mejores condiciones de vida y un acceso más fácil a una vivienda digna y al trabajo, a la educación y a la salud, en el pleno respeto de la vida desde su concepción hasta su término natural”.

El Pontífice resaltó que “es necesario y urgente trabajar por la construcción de un orden interno e internacional que promueva la convivencia pacífica, la cooperación y el respeto de los derechos humanos y el reconocimiento del puesto central de la persona y de su inviolable dignidad”.

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Recordó su visita a Ecuador como representante de Juan Pablo II en 1978 y dijo que tuvo “la dicha de encontrarse con un pueblo pacífico, sencillo y acogedor, pero sobre todo muy arraigado en la fe cristiana”.

Cordovez aseguró que el presidente  Rafael Correa  “se encuentra empeñado en una transformación fundamental” de las estructuras del país que “aspira a servir de la mejor manera las justas y legítimas aspiraciones de las grandes mayorías sociales del pueblo”.