El deterioro que hace años presentan dos de las vías más importantes de la Sierra central: Bucay-Pallatanga-Balbanera y  Guaranda-Balsapamba dificultan el comercio con la Costa y modifican los hábitos de vida de los habitantes de esos lugares.

Grandes baches, asfalto cuarteado, poca señalización y deslaves constantes son varios de los problemas que afrontan las dos rutas, que en los últimos diez años no han recibido obras de envergadura  por parte de los gobiernos de turno, según quejas de los transportistas.

En el caso de la Bucay-Pallatanga-Balbanera, en más del 70% de sus 105 kilómetros de extensión la vía presenta alteraciones, las cuales se agravan con la llegada del invierno.

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Para Enrique Silva, morador del recinto Santa Rosa de Agua Clara (Chillán), encontrar carros dañados a lo largo de la vía ya no lo sorprende. En ese pequeño lugar que colinda con las provincias de Guayas, Chimborazo y Bolívar, el camino lastrado y los constantes baches son un sello inconfundible.

“Llevo más de 16 años viviendo en este lugar y nunca nadie ha venido a arreglar la carretera. Ya no sabemos qué hacer, esto es lo peor que tiene el país”, dice indignado Silva, quien culpa al mal estado de la ruta las bajas rentas que deja su pequeño restaurante.

Más adelante, en el límite entre los cantones Cumandá y Alausí, el panorama no varía. Huecos de gran tamaño abundan la carretera, en una zona donde años atrás el turismo era la principal fuente de ingreso.

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Ese sector, conocido como San Pablo, fue famoso en su tiempo por su balneario de agua de río. Gloria Paredes, administradora del pequeño complejo, afirma que con el deterioro de la ruta, ahora pocos visitantes llegan. “La gente ya no viene hasta aquí, ni siquiera de paso. Muchos prefieren tomar rutas alternas para llegar hasta Riobamba”.

Mientras limpia una de las piscinas del complejo, Paredes afirma que otro inconveniente que produce el mal estado de la carretera son los constantes robos a los transeúntes. “En esta zona asaltan y desvalijan a toda hora porque los carros disminuyen la velocidad para no caer en los baches”, refiere.

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En Guaranda
La vía Guaranda-Balsapamba también está afectada en todo su trayecto, siendo la zona más crítica los 27 kilómetros desde la parroquia Las Guardias hasta Balsapamba.

La ruta, caracterizada por muchas curvas, posee sitios donde la capa asfáltica desapareció por completo, lo que convierte a cualquier viaje en una experiencia de mucho ajetreo.

Antonio Molina, residente de Las Guardias, afirma que el tránsito por la carretera es una odisea. “Está en tal mal estado que hay que hacer maromas para cruzar y evitar que al carro se le dañe algo”, indica.

Molina dice que son comunes las enfermedades virales en la zona por el polvo que se desprende de la carretera al paso de los vehículos. “Hasta suele confundirse con neblina”, señala, mientras muestra las paredes de su casa llenas de polvo.

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Pero el peligro no es solo para los vehículos. Enma Chiguano, moradora de Balsapamba, se queja de que los baches en el camino hace que los carros se desvíen demasiado hasta su casa, poniendo en riesgo la vida de sus hijos. “Los pequeños en sus juegos salen corriendo de un lado a otro y en cualquier momento los pueden atropellar”.

Para tratar de evitar accidentes, Chiguano ha rellenado por años los baches con piedras y tierra. “Hacemos lo que podemos pero no es suficiente, viene una lluvia y se sale todo”.

TEXTUALES: Lo que se comentó

Joselo Sagnay
Transportista de víveres

“Es un problema transitar por estas vías cuando los principales productos salen del centro  de nuestro país”.