Al ver que algunos, “teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás”, utilizó la personalidad y la oración del fariseo para dejar bien claro lo que a Dios le gusta.

Con este solo fin, armando una parábola incisiva, lo imaginó subiendo al templo a orar. Lo describió de pié y hablando con su Dios sin ruido de palabras. Y transmitió lo que decía el fariseo en su interior: “Señor.

Te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros. Ni tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.

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Comenzó bastante bien su rato de oración porque buscó tomarse el pulso de su amor a Dios. Pero al echar una mirada a su conducta, se comparó con los demás y se engañó.

Llegó a la conclusión de que su relación con Dios era perfecta y que debía solamente preocuparse de dar gracias.

Su conducta habitual, comparada con la de la mayoría de la gente, era en efecto admirable: vivía rodeado de corruptos pero no se había contagiado.

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Había sido fiel a su señora esposa, no había despojado a nadie de sus propiedades y, lo más difícil todavía, era justo con Dios y con sus semejantes. Es decir, cumplía escrupulosamente los preceptos de la Ley. Ayuna exacta y esforzadamente dos veces por semana, y después de hacer el inventario exacto de sus posesiones, concluye que de todo paga el diezmo.

La gratitud del fariseo parece coherente. Pero como advirtió Jesús, a pesar de su oración tan bien armada, el hombre no volvió a su casa mejorado. Solamente incrementó –para su ruina– aquel alto concepto que tenía de sí mismo.

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¿En qué se equivocó este fariseo? En que al examinarse no consideró los muchos dones que el Señor le había concedido. Y por eso se creyó mejor que los demás.

Sin embargo, el publicano, puesto que valoró las veces que el Señor le había perdonado, solamente suplicó misericordia. Y regresó a su casa con la bendición de Dios.

¿Cuándo aprenderé, Señor, a examinarme con sinceridad total, teniendo en cuenta todo lo que te has dignado darme?