“Sí”; esa fue la respuesta que los ecuatorianos dimos en las urnas para elegirlo  Presidente. “Sí”, fue nuestra respuesta para la Asamblea y los cambios que usted propuso. ¿Qué más desea de nosotros?, ¿que lo reconozcamos como el único y absoluto “salvador”?

¡Lo elegimos para que trabaje, no para que insulte ni se ensañe con odio absoluto a nuestra querida ciudad!

Lo elegimos para que trabaje, no para que mande a la cárcel a cualquier transeúnte porque cree que lo miró mal.

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Lo elegimos para que trabaje y no para que desprestigie a nuestra prensa llamando a los periodistas “bestias salvajes”, o insultando –como simple vulgar– a una mujer, por hacer su trabajo.

Lo elegimos para que trabaje,  no para mandarnos al palo mayor del barco, ni para despilfarrar grandes sumas en campañas para reafirmar su imagen y poder, y al mismo tiempo con nuestro dinero, financiar ridículas canciones que insultan nuestra inteligencia. Sí, ya le dijimos que sí, ¡pero no se confíe señor Correa. Los ecuatorianos perderemos la paciencia y no lo mandaremos a ningún palo mayor, sino a su casa!

Gladys Isabel Lara Freire,
Guayaquil

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La libertad de expresión es uno de los factores fundamentales para vivir una completa democracia. En tal virtud, no caben las amenazas y menos los epítetos degradantes con que nuestro máximo líder actual se refiere a muchos de nuestros periodistas ecuatorianos.

Estoy de acuerdo en que el periodismo debe ser veraz, objetivo, transparente, pero esa no es razón para que nuestro impulsivo y verborreico Mandatario cometa esa clase de exabruptos, especialmente al referirse a una dama, quien por su misma condición femenina merece el máximo respeto.

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¿Acaso nuestro intelectual Presidente nunca escuchó la frase que mi nieto de 5 años la repite con frecuencia: “A la mujer no hay que toparla ni con el pétalo de una rosa?”. Señores Correa y asesores, ya es hora de enseñar a respetar con el ejemplo, de hacer rectificaciones, reconocer errores so pena de que más tarde sea la historia quien los juzgue duramente y sus popularidades desciendan abruptamente.

Fabiola Carrera Alemán,
licenciada, Guayaquil