El país de todos es el país en el cual la sociedad vive y se desarrolla cumpliendo con sus deberes ciudadanos que a su vez se convierten en derechos.

Deberes y derechos son el espíritu de la democracia. Sin democracia se vive en un país vedado de justicia, sin oportunidades de un crecimiento cultural y educativo, capaz que el intelecto de sus habitantes se convierta en una potencia creativa y no se dejen engañar con promesas falsas y dádivas mediocres.

 En todas las sociedades existe un mínimo reflejo de pobreza, pero como son naciones con educación y cultura, el pobre sale de la pobreza en cualquier momento porque vive en una sociedad de oportunidades y no de vínculos; las personas están preparadas para salir de sus limitaciones, y las oportunidades rodean a la gente.

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En el país existe la verdadera democracia, pero son las oportunidades las que hacen que las personas conquisten su economía a cambio de su preparación y capacidad profesional, convirtiéndose en un ladrillo más en la estructura de ese gran edificio que llamamos república.

 El país de todos no se gobierna con promesas y amenazas, o aprovechamiento de la falta de educación en los estratos humildes para conseguir el favor del voto y convertirse en los dueños del país. Este país no es de todos. La obra de Alfaro quedó inconclusa por causa de enemigos antipatria.

Luis F. Lara,
Guayaquil

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El Ecuador siempre ha sido y será de todos los ecuatorianos. Eso de que ahora nos pertenece es pura demagogia politiquera que nos busca desunir.

Y claro que es mío, aunque yo sea pobre, porque mío es el esfuerzo que pongo para llevar el pan a mi mesa, mío es el orgullo que siento cuando admiro los paisajes de mi tierra, mío es el derecho que tengo a votar, a elegir, aunque luego los elegidos me traigan pobreza y decepción.

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Manuela Carvajal
Ambato