Vale la pena esta reflexión ahora que el Tribunal Constitucional acaba de decidir que para ingresar al cuerpo diplomático ya no será necesario egresar de la Academia de Diplomacia y será suficiente el título de posgrado de cualquiera de las universidades ecuatorianas.

Es un fallo que se contrapone abiertamente con la realidad de la educación superior, caracterizada por una multitud de instituciones que simplemente no reúnen los requisitos técnicos más elementales, pero que mantienen sus puertas abiertas por la protección de algunos jueces y diputados que obtuvieron allí su título. Están de moda en esas empresas comerciales los posgrados y diplomados de ritmo veloz y de precio alto, hechos a la medida del que tenga dinero para pagarlos.

Para representar al país no basta un título universitario. Hace falta además una preparación especializada. Por eso la Academia Diplomática es necesaria. Ojalá que esta disposición del TC no sea recordada como el inicio de una diplomacia mediocre.