Crece la población y exige terrenos, servicios básicos, oportunidades de trabajo, participación en el turismo y presiona los recursos marinos. Además, hace que suba la importación de víveres e insumos desde el continente, con ello genera el acceso de especies introducidas, otro de los problemas graves señalado por la Unesco.

La biodiversidad local está amenazada por 748 especies de plantas introducidas, en comparación con las 500 plantas nativas. El 60% de las 180 especies de plantas endémicas (únicas) se consideran en peligro, según la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Mundial por la Naturaleza.

Existen al menos 490 tipos de insectos y 53 de otros invertebrados introducidos, de los cuales 55 tienen la capacidad de causar graves daños.
Waltkins refiere que hace cinco años se introdujo el mosquito causante del dengue; hay escama algodonosa que ataca a los manglares; la philormis, una mosca que afecta a los pinzones. Hace dos meses, en Isabela hubo una epidemia de moquillo en los perros y puso en peligro a los lobos marinos.

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Con el crecimiento poblacional también aumenta el parque automotor, con permisos del Ingala. Los carros contaminan el aire y perjudican a las especies. En Santa Cruz hay cinco cooperativas que agrupan a 300 camionetas. Pero dirigentes del transporte señalan que en total son 900 carros.