“Con las lluvias, el proceso de enraizamiento va bastante bien”, dice el ingeniero forestal Johnny Ayón, encargado de supervisar el proyecto.

En enero pasado, cuando se hicieron las plantaciones, se temía que estas no crezcan como se esperaba debido a la sequía de la zona y a la falta de lluvias. Incluso, dice Ayón, algunas plantas que parecían morir debido a sus hojas secas y desmembradas, han vuelto a crecer y reverdecer.

El hecho de que se haya reforestado con árboles nativos también tiene su beneficio. Estas especies de plantas tienen la capacidad de absorber el agua durante las lluvias y almacenarla para poder enfrentar la época de sequía, explica Eric von Horstman, director del bosque Cerro Blanco.

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No obstante, las lluvias también inciden en el crecimiento del pasto que supera el metro de altura y ocupa la mayor parte de los espacios donde se ha reforestado. El jueves pasado un obrero desbrozaba con un machete el pasto que surgía en los alrededores de las pequeñas plantaciones de bosque.