Brutal muerte de un niño de 6 años abrió el debate por mayores penas.  

Una ola de indignación y un debate nacional sobre la conveniencia de reducir los años de la mayoría de edad penal o de otorgar una legislación especial para los estados más golpeados por la criminalidad  juvenil, sacude a Brasil tras el brutal asesinato de un niño.

Joao Helio Fernandes (6 años) fue arrastrado durante siete kilómetros por cinco delincuentes, uno de ellos menor de edad, que robaron el auto de su madre sin darle tiempo a que le pudiera desabrochar el cinturón de seguridad.  

Rabia e indignación entre los brasileños provocó la muerte de Joao Helio Fernandes, un niño de 6  años, que fue arrastrado 7 kilómetros por un auto robado en Río de Janeiro, lo que desató nuevos reclamos de normas penales más duras.

Publicidad

“No hay otras palabras para definirlos: son monstruos”, dijo Hércules Pires, comisario del 30º Departamento de la Policía Militar (PM), encargado de investigar el caso que acapara portadas e informativos.

Los delincuentes asaltaron el pasado viernes el auto en que viajaba el pequeño Joao junto a su madre y la hermana de 13 años en un suburbio de Río.

La madre fue obligada a dejar el volante y antes que consiguiese desabrochar el cinto de seguridad del niño, que iba en el asiento trasero, un ladrón arrancó a toda velocidad.

Publicidad

Así, el niño quedó colgado fuera del carro, que recorrió 7 km en casi 15 minutos. El auto fue abandonado con el pequeño muerto y los delincuentes huyeron, aunque los cinco, cuatro mayores y un menor de edad, ya han sido capturados.

Un automovilista declaró que había llegado a emparejar su  coche con el de los ladrones y les advirtió lo que estaba ocurriendo, pero le  respondieron que era solamente un “muñeco de judas” (que se quema en  festividades religiosas).

Publicidad

“No vi al niño del lado de afuera”, dijo Diego Nascimento Silva (18), uno de los delincuentes tras ser arrestado. Sin embargo, el comisario Pires sostuvo que el auto corrió en zigzag para desprenderse de Joao.

“Yo no tengo hijos", declaró cuando se le preguntó si estaba arrepentido, según el diario Estado de Sao Paulo.

El crimen generó una ola de indignación y una polémica nacional sobre la  conveniencia de reducir la edad de la mayoría penal o de otorgar una  legislación especial para los estados más golpeados por la criminalidad  juvenil.

El carácter del delito podría costarle hasta 30 años de prisión al mayor de edad, pero el menor la pena sería solo hasta tres años en un correccional.

Publicidad

“Río de Janeiro es un caso específico. Tiene que haber una legislación  específica. Si los menores de 18 años cometen crímenes bárbaros, tienen que ser  castigados. No puede ser que permanezcan solamente tres años en la cárcel y  después salgan para matar a otro Joao”, señaló la madre de la víctima, Rosa Fernandes Vieites.

Miles de niños y muchachos de menos de 18 años trabajan al servicio del narcotráfico en Río de Janeiro, de acuerdo con informes de ONG. Los jóvenes son también las principales víctimas de la violencia.

El presidente de la Asociación Nacional de Procuradores de Brasil, Nicolao Dino, dijo que la sociedad debe exigir penas más duras para crímenes de este tipo. El gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, reclamó más autonomía de los estados para “decidir sobre cuestiones penales” como ocurre en Estados Unidos.

El presidente de la Conferencia Nacional de Obispos católicos de Brasil, monseñor Geraldo Majella, condenó el crimen, y dijo que “vemos que el respeto por la dignidad de las personas está completamente herido”.