“Venga amigo, aquí sus plásticos, los originales”. Con esa frase, Luis Pantoja consiguió plastificar cerca de 500 documentos en la primera vuelta, una cifra que esperaba repetir en la jornada electoral de ayer.

Para este comerciante jubilado, de 60 años, el negocio de plastificar los certificados de votación fue una buena excusa para volver a la actividad laboral.

Cansado de estar en casa lejos de su antigua ocupación, Pantoja vio la posibilidad de hacer buen dinero plastificando documentos.

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Para eso, se compró una máquina eléctrica Luminator, que le costó 140 dólares.

Antes de las 07:00 se ubicó en las afueras del colegio Alfredo Baquerizo Moreno, recinto de la parroquia Tarqui, para comenzar con su labor.
Iniciados los comicios, los militares que custodiaban el lugar le permitieron ubicar su “negocio” en una cabaña con techo de caña, para protegerse del sol.

Roberto Palma y su familia son infaltables desde hace diez años en los recintos electorales para plastificar documentos. Su esposa y su hija se encargan de conseguir clientes a la salida de la escuela Clemente Huerta, recinto de la parroquia Tarqui.

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La actividad deja a quienes trabajan en ella no menos de $ 200 de ganancia al día.