El grupo argentino se presentó en Guayaquil en una discoteca con más gente de la que permite su capacidad.

Después de su sonada participación en el Festival Quilmes Rock de la ciudad argentina de Córdoba, ante más de 15.000 personas, los Babasónicos nos visitaron para enfrentar al público de Guayaquil en la cita obligatoria para sus babasoníacos, pactada el pasado miércoles en la discoteca Frodia, en la vía a Samborondón. Aunque esta presentación no tuvo un público tan numeroso como en Córdoba, las 800 personas que llenaron la discoteca fueron suficientes para crear la atmósfera abrumadora de un buen concierto de rock.

Los asistentes se movilizaron en grupos desde los cuatro puntos cardinales de la ciudad hasta el lugar del encuentro. Poco a poco los exteriores del lugar se abarrotaban de personas; la discoteca no pudo abastecer la demanda, que fue superior a su capacidad, para unas 300 personas.

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El ingreso estaba previsto para las 22h00, sin embargo, no se pudo entrar hasta las 00h30, y a empujones.

Una vez dentro, se sentía un ambiente de ansiedad colectiva por ver a los argentinos, que de la nada aparecieron entre sus fans y se adueñaron del escenario –por llamar de alguna forma al estrecho espacio donde tocaron–, pues la desagradable sorpresa fue que no había tarima. Los Babasónicos tocaron prácticamente al mismo nivel del piso donde estaba el público, con una barrera de guardaespaldas que, en vez de dar seguridad, repartieron empujones y ocultaron a los músicos. Solo los afortunados que estaban adelante pudieron ver en parte la ejecución.

Ya a la hora del ‘explotar’ de los amplificadores, el defraudado público, que no pudo ver las caras ni los instrumentos musicales de los argentinos, no tuvo más opción que brincar, moshear y cantar. No quedaba otra alternativa, pues había que improvisar en el jornal de la diversión.

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Los Babasónicos sudaron como guayaquileños junto a la gente, sincronizados con la temperatura sofocante del lugar.

A pesar de todos los inconvenientes, la banda antipop de Babasónicos sonó impecable y se esforzó al máximo en recrear una atmósfera de concierto de garaje, presentando el material de su último trabajo Anoche (2005).

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Por otra parte, no tocaron sus temas míticos: Patinador Sagrado, Montañas de Agua y Malón, de su tercer disco Trance Zomba (1994).

Después de las dos horas y media que duró el concierto, ya no placía estar un minuto más en el sitio por el calor y la estrechez; y así la gente como llegó, se fue, algunos en busca de un bar, otros a dormir, pero  bien despeinados y sudados.

CONCIERTO

CAPACIDAD
Representantes de Obrera Producciones, a cargo del concierto de Babasónicos, argumentaron que vendieron más entradas (unas 800) de las personas que pueden caber en la discoteca Frodia (unas 300) porque los dueños del local les habían dicho que la capacidad era mayor.

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REFRESCOS
Para aguantar la espera de más de una hora, la gente compró botellas de cerveza, vodka, anisado y whisky en la licorería La Cava que está ubicada junto a Frodia.

MAYORÍA DE EDAD
Como hubo mucha afluencia de público joven, los guardias advirtieron que iban a pedir la cédula de identidad a la entrada. Al final no solicitaron nada.

TODOS JUNTOS
Como pocas veces, Frodia fue un mosaico de público. Hubo de todo. Punkeros, rockeros de la vieja guardia, chicos pop, surfers.

EN QUITO
El concierto de Babasónicos en Quito estaba previsto para anoche en el ágora de la Casa de la Cultura.