El diseño y evaluación de árboles, donde se aplican las técnicas apropiadas para cada estilo de bonsái, fue el punto de partida  del taller que concluirá mañana en el Círculo Militar de la ciudad. 

La venezolana Milagros Rauber es la encargada de  dictar el seminario, en el que  se  trabajan técnicas como ‘cascada’, que es una emulación de los árboles que crecen y viven por cientos de años en un risco o al borde de un acantilado.

Para obtener este estilo se requieren materiales como rafia, que es una fibra vegetal, y un alambre tan flexible que permite continuar con la sinuosidad que la misma naturaleza forma.  

Publicidad

Según Rauber, no hay nada mejor que dedicarse al cultivo y conservación de los bonsáis, porque el tiempo invertido en la siembra y poda representa calidad y estilo de vida. 

“Aquí no hay gente estresada”, indicó la experta.

En cuanto a la idea del maltrato que se le atribuye a la práctica del bonsái, manifestó que es falta de conocimiento por parte de las personas.

Publicidad

“Nosotros somos conservacionistas de muchas especies que por razones del desarrollo urbanístico, por ejemplo, son sacadas de sus lugares, o cortadas. Las trasplantamos y ubicamos en macetas, donde se les proporcionan los cuidados para su supervivencia”, explicó.

En Guayaquil existe un club  formado hace 22 años que se dedica al cuidado del bonsái. Nora de Chang, presidenta del Club Bonsái Guayaquil, indicó que con este curso se conocen nuevas técnicas y se relaciona más con el mundo vegetal.