El grupo estadounidense NOFX se presentó el 9 de octubre y logró una abrumadora convocatoria de 1.500 punkeros, hombres y mujeres, todos adolescentes, amontonados en la sociedad italiana Garibaldi.

Desde su salida al escenario, a las 21h00 del lunes pasado, el público  cantó todos sus temas como si fueran himnos, convirtiéndose en los vocalistas colectivos de NOFX, esto emocionó a los extranjeros, pues no entendían nada de lo que sus fans les gritaban, pero los asistentes sí que sabían lo que estaban escuchando. El punkero contemporáneo local es bilingüe.

Una peluca punkera de la tricolor, que cayó al escenario –junto a algunos zapatos y latas de cerveza– fue rescatada por el baterista Erik Sandin, que se la puso sin ninguna intención de devolverla. “Todo lo que cae al escenario es nuestro”, le decía entre risas a Eric Melvin, incluidos los zapatos.

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Al momento de tocar el tema Please stop fucking my Mom, se armó un mosh en gran escala, todos empujándose, formando un remolino humano bajo una leve y permanente garúa de cerveza. Nadie salió lastimado, todos estaban contentos gritando ¡oeh, oeh, oeh!, el llamado de combate de los indios Navajo.

Su repertorio fue variado, temas escogidos de su extensa discografía, aunque predominaron los de su placa So Long and Thanks for the Shoes (1997) como Eat the Meek, All His Suits are Torn, Punk Rock Elite y algunos de su último trabajo, Wolves in Wolves’ Clothing (2006).

El cuarteto ha sabido sobrevivir durante 24 años de manera modesta, siendo fieles a sus orígenes, a pesar del inesperado despunte de Punk in Drublic (1994), disco que los llevó a la fama internacional, gracias al éxito del Dookie de Green Day y el Smash de The Offprings.

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Debido a esto su fanaticada, dispersa por todo el planeta, la ha convertido en una banda insignia y de culto, referencia obligatoria para toda agrupación de la new school.

La fórmula: ska + rock + punk + reggae + diversión= NOFX, se formó en el invierno de 1983, en Los Ángeles, California   y ha cambiado de guitarrista como de novia, llegando a la alineación final que mantiene desde 1991 con Erik Sandin (batería), Eric Melvin (guitarra, acordeón, voz), Fat Mike (bajo, voz) y Aaron el Hefe Abeyta (guitarra, trompeta, voz).

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De la cantidad de gente que se agolpó en las calles desde las 16h00, nadie se quedó afuera, todos cancelaron  el valor de la entrada de $ 30, un poco elevada para nuestra economía, pero qué más da, si traer a bandas como NOFX cuesta a los organizadores un gran esfuerzo.

En algunos casos salen perdiendo, como ocurrió con los  Strung Out y Cradle of  Filth que incumplieron con sus obligaciones y dejaron a más de uno con las caras largas. Este no fue el caso, los NOFX se portaron como héroes, complacieron lo que el público exigía y brindaron un espectáculo difícil de repetir, pues sonaron impecables.

El show concluyó a las 23h30. Antes estuvieron los locales: Agente 86, 69 Segundos y G.O.E.

De esta manera, la tribu urbana del punk celebró los 186 años de Independencia del puerto de Guayaquil.

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