La actriz y cantante se ganó la admiración y el corazón de los estadounidenses y de otros muchos ciudadanos de todo el mundo por la dedicación a su marido.

La muerte a los 44 años de Dana Reeve, viuda del actor Christopher Reeve que encarnó a Superman antes de quedar tetrapléjico, ha conmocionado a Estados Unidos, donde ella y su marido eran símbolos de la lucha contra la adversidad.

Los estadounidenses conocieron el martes pasado que el cáncer de pulmón que padecía, a pesar de no fumar, había acabado la noche del lunes con la vida de Dana, una vibrante y atractiva mujer de esplendorosa voz que, como su marido, no se dejó vencer por la tragedia.

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La actriz y cantante se ganó la admiración y el corazón de muchas personas en el mundo por la dedicación a su marido. También por su labor en favor de los discapacitados y de la investigación de métodos que aportaran un rayo de esperanza de cura a los paralíticos.

Con similar bravura a la de su marido, quien desplegó una actividad artística y social que sirvió de inspiración a otros discapacitados, Dana afrontó la muerte de Chris el 11 de octubre del 2004 y el duro diagnóstico de cáncer de pulmón que recibió pocos meses después.

“He sido diagnosticada recientemente de un cáncer de pulmón y estoy sometida a tratamiento”, dijo Dana cuando anunció su enfermedad el 9 de agosto pasado y reiteró que en esos momentos difíciles la mejor inspiración que podía hallar venía de su marido. “Ahora, más que nunca, siento a Chris conmigo cuando afronto este desafío. Como siempre, lo miro como el ejemplo máximo”, afirmó.

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Aunque Dana había anunciado su enfermedad –y recibió enormes muestras de afecto y apoyo de admiradores de todo el mundo– su muerte pareció repentina.

En fecha tan reciente como el 12 de enero se la vio saludable y alegre al cantar   Now and Forever de Carole King, en un Madison Square Garden atestado de espectadores durante una ceremonia en honor del astro de hockey, Mark Messier, amigo suyo.

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Desafortunadamente, eso es lo que pasa con esta enfermedad atroz, dijo Maggie Goldberg, de la Fundación Christopher Reeve, donde Dana Reeve reemplazó a su marido como presidenta.

Kathy Lewis, directora de la fundación, dijo que visitó a Dana en el Centro Médico Conmemorativo Sloan-Kettering en Manhattan, el viernes pasado, cuando Reeve estaba   cansada pero con su sonrisa y sentido del humor típicos, siempre tratando de hacer que otros se sintieran bien, algo característico de su personalidad.

La luz más brillante se ha apagado, dijo el actor Robin Williams.   Por siempre honraremos su espíritu lleno de amor.

El ex presidente Bill Clinton y la senadora Hillary Rodham Clinton describieron a Reeve como un   modelo de tenacidad y gracia. “A pesar de la adversidad que enfrentó, Dana asumió estos retos valientemente y siempre fue una esposa, madre y activista extremadamente dedicada”, dijeron.

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El demócrata John Kerry, candidato a las elecciones presidenciales de 2004, expresó: “Chris fue el superhéroe de Estados Unidos y Dana se convirtió en nuestra heroína también”.

Christopher y Dana Reeve se casaron en 1992. La aparatosa caída de un caballo que sufrió su marido en 1995 y que lo dejaría postrado en una silla de ruedas hasta su muerte, dio un vuelco total a la vida de la pareja, que se resistió sin embargo a sucumbir a tan dura adversidad.

Dana puso su carrera artística en un plano secundario ante el apoyo físico y emocional que necesitaban su marido y sus hijos –el más pequeño de ellos, Will, ahora de 13 años, nacido del matrimonio– y contribuyó a que el actor venciese los deseos de morir que en ocasiones le invadieron.

En su autobiografía Still Me (Sigo siendo yo) Reeve escribió que poco tiempo después del accidente le sugirió a su esposa:   “Tal vez deberías dejarme, a lo que ella respondió: «Estaré contigo a lo largo del camino, pase lo que pase. Sigues siendo tú y te amo»”.

“Esas fueron   las palabras que salvaron mi vida”, dijo Christopher Reeve.