Un documento del Vaticano que ya ha generado controversias sobre sus restricciones a la ordenación de sacerdotes homosexuales se difundió oficialmente el martes en la primera gran reglamentación del reinado del Papa Benedicto.

El contenido del breve documento, que establece una dura línea sobre el lugar de los gays en el clero, se filtró la semana pasada y obtuvo la bendición de los conservadores y la condena de los liberales.

También fomentó un acalorado debate más allá de la Iglesia Católica Romana al confrontar una cuestión que ha dividido a las congregaciones cristianas alrededor del mundo.

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El documento establece que a los homosexuales practicantes debe prohibírseles la ordenación como curas, así como a los hombres con tendencias homosexuales "profundamente asentadas" y a aquellos que apoyan la cultura gay.

La "instrucción" de la Congregación del Vaticano para la Educación Católica establece una diferencia entre las tendencias homosexuales asentadas y "la expresión de un problema transitorio".

Dice que las tendencias homosexuales deben ser claramente superadas al menos tres años antes de la admisión al diácono, orden inmediatamente inferior al sacerdocio que usualmente precede a la ordenación en alrededor de un año.

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El documento, difundido cerca de siete meses después de la elección del Papa Benedicto, refuerza la política actual que muchos miembros de la iglesia creen que no ha sido debidamente aplicada.

Su urgencia fue subrayada por un escándalo sexual que ocurrió en Estados Unidos hace tres años cuando se descubrió el abuso a adolescentes perpetrado por curas.

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Sin embargo, los grupos de defensa de los derechos de los gays acusan a la iglesia de utilizar a los homosexuales como un chivo expiatorio para escapar al escándalo de los abusos.

El documento no afecta a los hombres que ya son curas sino sólo a aquellos que están ingresando a los seminarios para prepararse para ser ordenados y pide a los fieles que muestren respeto a los homosexuales.   

"Objetivamente un trastorno"

"(Las) tendencias homosexuales profundamente asentadas, que se presentan en un número de hombres y mujeres, son también objetivamente un trastorno y, para esa misma gente, frecuentemente constituyen un juicio", decía el documento repitiendo una frase que ya enfureció a los gays en el pasado.

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"Ese tipo de personas deben ser aceptadas con respeto y sensibilidad. Cada signo de injusta discriminación hacia ellas debe ser evitada. Son llamadas a aceptar la voluntad de Dios en sus vidas y unirse al sacrificio de la cruz del señor en las dificultades que puedan encontrar", agregó.

Los católicos conservadores dieron la bienvenida al documento como un importante paso en la reforma del clero, especialmente en Estados Unidos, donde plantean que algunos seminarios se han convertido en lugares de reunión para una próspera subcultura.

Muchas personas dentro y fuera de la iglesia han dicho que el documento se arriesga a alienar a hombres que podrían ser buenos curas y serían capaces de honrar su voto de celibato.

"Habiendo trabajado con obispos y curas, diocesanos y religiosos alrededor del mundo, no tengo dudas de que Dios llama a los homosexuales al sacerdocio y ellos están entre los más dedicados e impresionantes curas que he conocido", dijo el padre Timothy Radcliffe, ex maestro de la orden Dominicana.

"Y podemos presumir que Dios continuará llamando tanto a homosexuales como a heterosexuales al sacerdocio porque la iglesia necesita los dones de ambos", escribió Radcliffe en el semanario católico británico Tablet.