El escritor portugués Antonio Lobo Antunes, frecuentemente candidato al Nobel, afirma que “Lo importante es el libro y no el autor”, al referirse a su reciente publicación Yo he de amar una piedra; una piedra como símbolo de la firmeza de las pequeñas cosas, dice, mientras afirma haberse  inspirado en una historia real de amores secretos.

En su texto da un paso más dentro de su escritura neutralizadora de la frontera entre narración y lírica, llena de objetos de la memoria convertidos en verbos: “porque un libro no se hace con ideas, se hace con palabras”, explica.

Yo he de amar una piedra es para algunos la obra más autobiográfica del escritor. Está inspirada en una paciente del hospital de Lisboa Miguel Bombarda, donde Antunes, trabajó como psiquiatra y donde acude todavía dos veces por semana para escribir en su antiguo despacho, la anciana le relató su historia.

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Una narración real de amores prohibidos pero firmes como una piedra, que se prolongaron durante 50 años y fueron hechos de cartas, miradas desde la ventana, citas secretas de todos miércoles, vacaciones en las que se veían en la distancia porque él iba con la familia... luego, un ataque al corazón, y una depresión a los ochenta que concluyó con ver morir el amado entre sus brazos.

Con esos mimbres, el autor crea un relato que se resiste a llamar novela: “Son sueños, visiones. Mientras escribía tuve la sensación de un placer enorme y extraño, nunca lo había sentido e incluso lloré por algo que estaba muy vivo”