La idea es que escritores de Ecuador viajen a Francia y que los franceses vengan al país  y se traduzcan sus textos.

El escritor francés Dominique Meens vino a visitar a sus amigos de Guayaquil. A la gente que conoció hace seis años en  un encuentro literario realizado en  Ibarra,  en  1999, y con la cual siguió manteniendo comunicación: Miguel Donoso Pareja, Gilda Holst, entre  otros.

Junto con ellos Meens ha cocinado una idea: un proyecto de traducciones cruzadas. En realidad este ya existe y lo realiza el Centro Internacional de Poesía de Marsella, pero con escritores de puertos mediterráneos. Luego se abrió a otros puertos europeos, como Amsterdam,  y ahora se incluirá   a  Guayaquil, un   puerto del Pacífico.

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Según anota Meens, funcionará de la siguiente forma: tres escritores franceses vendrán por varios días  a Guayaquil y tres autores de esta ciudad  traducirán algunas de sus páginas. Posteriormente, tres escritores  ecuatorianos  viajarán  a Marsella, donde tres franceses harán lo mismo con sus textos. El objetivo final será la publicación de un libro con los textos traducidos.

Esta será una forma de expandir la literatura de ambos países a nuevos lectores, de abrir otros horizontes para la palabra escrita. Holst señala que el proyecto se materializará desde el próximo año. La idea es que los escritores franceses vengan en mayo próximo y que los ecuatorianos viajen en octubre. Para efectuar la parte ecuatoriana se buscarán auspicios.

Pero este proyecto no es la única vinculación de Meens con el Ecuador. El autor francés vivió en el país por un año (entre el 98 y el 99), junto con su familia, y escribió sobre el cóndor. Su  producción literaria, que no se clasifica en ningún género específico, gira alrededor de la temática de los pájaros, que es un pretexto para hablar de los seres humanos.  Una de sus obras se titula Ornitología del paseante.

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Recuerda que deseaba salir de Francia para vivir, por algún tiempo,  en un país en el que hubiera pájaros. Y un amigo francés que trabajaba en Quito le sugirió  Ecuador, por la diversidad de su fauna.  Así  llegó a este territorio,  del que poco sabía. Aquí descubrió  que el cóndor era  la figura tutelar de los ecuatorianos y escribió sobre él.

En enero de 1999 acudió al encuentro literario  de Ibarra, en el que  la mayoría de los participantes era del Ecuador. En aquella ocasión, Meens, uno    de los pocos extranjeros,  estaba sentado solo en una mesa. El escritor Miguel Donoso Pareja, que se hallaba con un grupo de escritores de Guayaquil, entre otras con Gilda Holst y Liliana Miraglia, lo invitó a integrarse a la conversación.

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Al día siguiente, Meens, que ahora tiene 54 años,  se acercó a una mesa donde se exhibían libros ecuatorianos y decidió hojear uno de Donoso Pareja, para ver qué tal escribía. Escogió La última canción del exiliado y manifiesta que encontró  en los versos un ritmo, un sonido que lo sedujeron, porque, anota, “el tono es lo esencial en la poesía”.

Este texto y otros del autor guayaquileño los llevó a Francia y los tradujo con el título de Gudrum, Gudrum, prefacio, posfacio y traducción de ciclos poéticos de Miguel Donoso Pareja. Es un libro que todavía  está inédito, pero extractos de este  aparecieron en la  revista literaria  Polygraphe. Meens no es traductor de oficio. Solo traduce lo que a él le gusta.

Como autor se  mueve en un terreno inclasificable. Sus textos son una mezcla de ensayo, poesía, cuentos. Su intención no es borrar las fronteras de los géneros, como es la tendencia actual. Su producción, a decir de  estudiosos, es agenérica. Ensaya una poética de la mezcla. Llegó a la literatura de forma autodidacta.

Notas

POESÍA A DOS VOCES
Durante su estadía en Guayaquil, Dominique Meens participó, junto con el escritor Miguel Donoso Pareja, en el programa titulado ‘A dos voces en dos lenguas’, que se realizó en el auditorio del Centro de Difusión Cultural de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Ambos autores leyeron sus textos. 

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CRÓNICAS
Durante su permanencia en Ecuador,  en 1998, Meens enviaba crónicas del país al sitio web de su ciudad en Francia.

No las recopiló ni se quedó con originales de ellas.  El escritor también lleva un diario, en el que, dice,  incluye sus  pensamientos, sus ideas, pero nada de su vida personal.