Respecto a la ordenanza sobre el ruido en nuestra querida ciudad de Quito, ¿por qué ciertos negocios parecen no haberse enterado? Ciertas constructoras de edificios siguen fundiendo losas de noche, con unos aparatos cuya bulla se oye desde varias cuadras.

Cada piso que hacen es un calvario nocturno para los vecinos. Cuando se llama a esos señores, contestan que no pueden hacer nada. Se les sugiere que los motores deberían estar dentro de una caja especial como en otros países, pero no les importa, ya que nadie los multa.

Otro caso es el de las discotecas y bares que creen que la única inversión requerida es la del licor. Ya están, según la nueva ordenanza, obligados a ubicarse en construcciones adecuadas que no dejen pasar el sonido de sus parlantes. Pero hay locales, como en la avenida  Eloy Alfaro, a los que los únicos que han podido bajarles el volumen han sido los señores del SRI con clausuras.

Publicidad

A pesar de las quejas puestas en la comisaría por los moradores del sector, esas discotecas siguen funcionando aunque cambien de nombre a menudo.

Ruego a nuestro alcalde, general Paco Moncayo, que haga algo para que se respeten sus ordenanzas (así como lo vienen haciendo con el gas y otros vendedores) ya que estas nuevas iniciativas son excelentes para mejorar la calidad de vida en nuestra capital.

Christine Chemin-Vergara
Quito