El Día Mundial del Teatro, que se celebra hoy, sorprende a los actores de Guayaquil con poca actividad. El grupo Kurombos cerró el mes pasado su sala. “En el año de El Quijote como que nos hemos vuelto menos Quijotes”, manifiesta  el actor Lucho Mueckay. 

Menos estrenos, abandono del trabajo en el escenario,  cierta caducidad en algunos teatreros, distorsión de la percepción de la actividad actoral desde la farándula y nuevas nociones de cultura a partir de la regeneración urbana, son varias de las frases que los actores y directores pronuncian al hacer un balance del estado actual del teatro en Guayaquil, a propósito de su día mundial, que se celebra hoy.

“Es preocupante y complejo. Se perdió lo que hace cinco u ocho años comenzó a conseguirse con grupos como  Sarao, Kurombos y Gestus, que hacían muchos trabajos. Todo está ahora aletargado. La gente está  más preocupada en ver cómo come mañana”, comenta el actor Cristian Cabrera,  quien realiza una licenciatura en arte dramático en Mendoza (Argentina) y organizó, recientemente, la Semana del Teatro en la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas.

Publicidad

Virgilio Valero, director del Teatro Ensayo Gestus, señala que lo que se ha acallado es la explosión de obras en el escenario y que la actividad sigue en niveles que antes no se daban. Cita, por ejemplo,  el reforzamiento del teatro universitario con el trabajo que realiza el  grupo Arawa; o   la escuela de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UESS) y  los talleres del Instituto Tecnológico de Arte en el Ecuador (ITAE).

“Lo que sale al público como espectáculo tiene menos frecuencia, pero eso no significa que no se esté trabajando, sino que los sistemas de producción son cada vez más complejos”, refiere Valero. No habla de estancamiento, sino de una revisión de estrategias y de un cambio en los medios de producción.

Dice que en las décadas de los 80 y 90 el entusiasmo marcaba el derrotero. Ahora, en cambio, “hay que establecer planes más precisos y contundentes para el desarrollo”.

Publicidad

Lucho Mueckay,  director del grupo Sarao, opina que pese a los talleres, cursos o carreras que se abren, son todavía    escasos los centros de  formación y, más aún, “seguimos sin ver los productos que salen de allí”, anota.   También  dice que lo que llega al público como percepción de actividad teatral es lo que la farándula y la televisión proponen, “y no siempre los actores y las actrices de la televisión son los más sólidos”.

Este criterio es compartido por Cabrera, quien acota que  “ser actor requiere de estudios y de  gran responsabilidad”. Cita como un problema para la actividad teatral guayaquileña los criterios caducos   de alguna gente que hace teatro, que en vez de alentar  desalienta a los jóvenes; y el desconocimiento de nuevas tendencias. “Se cree que el teatro es comedia, tragedia y lo que hizo El Juglar hace muchos años.
Hay que tomar eso y hacer algo propiol”, afirma.

Publicidad

Augusto Enríquez, director del grupo Kurombos, indica que es difícil encontrar auspicios y eso, sumado a la inestabilidad política del país, repercute negativamente en la actividad teatral. Este colectivo cerró el mes pasado la sala que tenía en Primero de Mayo 911 y Tulcán, donde ofrecía funciones, y se cambió a un local que le sirve de sede, pero en el que no hay escenario, solo espacios para ensayos y talleres.
Tiene la idea de comprar un terreno para edificar su propia sala; sin embargo, es  un proyecto a futuro.

Enríquez manifiesta que cada día se torna más complicada  la actividad para los grupos independientes y que son pocos los que continúan en pie. Sostiene que como producto de la regeneración urbana ha surgido una nueva percepción en la gente: todo lo que es arte y cultura se lo vincula con el MAAC. “Se piensa que allí se canaliza la actividad cultural de la ciudad, pero hay otros lugares y  otros espacios de trabajo”, expresa.

La ausencia de políticas culturales y la carencia de gente que escriba teatro, abonan también en el poco desarrollo del teatro, comenta Mueckay. “Pienso que en el año de El Quijote nos hemos vuelto menos Quijotes. Creo que los esfuerzos que la gente hace son buenos, pero no  suficientes. El éxito estaría en seguir trabajando desde nuestras propias trincheras”.

El director de Sarao destaca como lo positivo de este tiempo la posibilidad de ver teatro de otros lugares que ofrecen festivales como el de Artes Escénicas que organiza su grupo, el Experimental que desarrolla Rossana Iturralde y el universitario y el popular, de Arawa.
Y las obras que de forma esporádica empresarios traen a la ciudad, que independientemente de que gusten o no, mueven el teatro,  sostiene. Faltan, en cambio,    estrenos hechos por grupos locales.

Publicidad

TELÓN

Q.E.P.D.
El Teatro Ensayo Gestus, que trabaja en conjunto con el Teatro Experimental Guayaquil, con quien forma TEG+TEG, piensa estrenar este año la pieza  Q.E.P.D., original del dramaturgo guayaquileño José Martínez Queirolo. El año pasado realizó un homenaje al dramaturgo ruso Antón Chéjov, con la puesta en escena de sus obras.

POCOS ESTRENOS
En el 2004 hubo pocos estrenos teatrales de grupos locales, comenta Mueckay. El colectivo que dirige estrenó La secreta obscenidad de cada día,  que protagonizó él junto con el actor de televisión David Reinoso.

EN PREPARACIÓN
El grupo Kurombos, comentó Augusto Enríquez, ensaya una obra que se titula Telaraña, del dramaturgo argentino Eduardo Pavlovski,  que se estrenará próximamente. Es una crítica a la educación y a la familia. Maneja el humor negro.

El HOMBRE DE LA MANCHA
El grupo Arteamérica, que dirige Alejandro Pinto, repondrá la obra El hombre de la Mancha. La presentará como un  homenaje a los 400 años de la publicación de la novela Don Quijote de la Mancha.