Un día después que un atentado con explosivos hirió a cinco personas en Beirut, el presidente Emile Lahoud prometió este domingo hacer todo lo posible para poner fin a una ola de violencia que ha afectado al Líbano tras el asesinato el mes pasado de un ex primer ministro. 
 
Los comentarios de Lahoud fueron formulados luego que asistió a una misa de Pascua en la cual el cardenal maronita Nasrallah Sfeir pidió al presidente tratar de rescatar al país de un peligro de enfrentamientos entre facciones. 
 
El sábado en la noche, una bomba estalló en una zona industrial en el suburbio nororiental de Bouchrieh, de mayoría cristiana maronita, hiriendo a cinco personas y dañando seis edificios. Fue el tercer ataque de ese tipo en ocho días. La oposición ha acusado a Siria por las explosiones. 
 
El ataque acrecentó las tensiones en Líbano, que ha sido afectado por la agitación política desde el asesinato, el 14 de febrero, del ex primer ministro Rafik Hairiri, quien exigía la salida del ejército sirio de este país. Grupos opositores han acusado a Damasco y al gobierno pro-sirio del Líbano por el atentado. Ambos han negado de manera vehemente tales acusaciones. 
 
El cardenal Sfeir lamentó la ola de violencia en su homilía el domingo. 
 
Esos incidentes parecen estar presionando a todos y están colocando (a la gente) en una encrucijada, señaló Sfeir.   Se trata de elegir por la independencia, la soberanía y la libertad, algo que desean la mayoría de los libaneses, o la inseguridad, el descontento y los problemas, y eso es algo que aquellos que no desean el bienestar del Líbano están intentando avisar, añadió el prelado. 
 
Lahoud, un maronita, prometió que   haremos todo lo posible para frenar la ola de violencia.   Debemos hacer todo eso unidos, pues es la forma en que podremos salvar al país, dijo. 
 
El líder opositor Walid Jumblatt figuró entre aquellos que culparon a Siria por el atentado del sábado. Cada ataque desde el primero, ocurrido el 19 de marzo, ha sido contra bastiones cristianos y anti-sirios. Eso ha hecho temer el retorno de la violencia sectaria que afectó al Líbano durante la guerra civil de 1975-1990. 
 
Jumblatt señaló que espera más atentados con vehículos cargados de explosivos en los próximos días, previo a las elecciones parlamentarias de mayo.