Si bien TiVo agrava el ya viejo problema de la publicidad en los medios de comunicación, también abre un nuevo puerto de tráfico de información que puede resultar muy interesante a todas las empresas: a través del dispositivo interactivo se pueden obtener datos de las actividades, perfiles de interés, hábitos de consumo e ideas sobre el mercado que tienen los televidentes.

No son pocos los usuarios que ya están tratando de hackear el corazón del TiVo, un software de computadora, para impedir que se obtenga información privada. Pero la firma TiVo ya tiene en sus manos datos precisos de sus clientes. Sabe cuánto tiempo miran avisos, cuáles les gustan más, cuánto tiempo se levantan durante la tanda y en qué momento -apenas termina el programa o antes de empezar-, qué programas prefieren, qué momentos de los ciclos pasan de largo porque no les gustan o cuáles vuelven a ver... En fin, datos muy útiles para el mercado pero que, en definitiva, invaden la privacidad.