Mercedes Arias, una anciana de 75 años quien vive hace 20 en el asilo Vicente Sotomayor -que regenta la Sociedad Protectora de Ancianos San Vicente Paúl-,  ubicado en las calles José de Antepara y Primero de Mayo, asegura que ha visto  cómo la muerte se lleva poco a poco a sus seres queridos.

Cuando aún tenía 25 años, perdió a su tía Laura. Luego presenció el fallecimiento de su madre María Mendizábal.

Desde ese instante, ella pensó que lo mejor sería quedarse en su casa recordando aquellos viejos momentos, cuando estaba junto a sus familiares.

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Acudía casi siempre al médico para que le calme el asma bronquial, enfermedad de la que padece desde que nació.

Una tarde, en el año 1984, una hermana de la comunidad franciscana la incentivó para que acudiera al hogar de ancianos Vicente Sotomayor.

“Ella me dijo que allí me darían de comer y que si quería podía trabajar cosiendo o tejiendo”, recuerda.

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En el sitio las voluntarias le entregaron un dormitorio que luego adornó con cuadros que trajo de su casa y la cuidaron del asma con medicamentos prescritos por el galeno que la atiende mensualmente.

Se dedicó a confeccionar vestidos para niñas y algunas medias para niños y bebés.

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Después los vendía a sus amigos del vecindario y regresaba al asilo para descansar.

Cuenta que con los 8.000 sucres que obtenía de ganancia, por el año 1990, se compraba vinchas y algún vestido.

Mercedes Arias afirma que se siente tranquila en este asilo porque está acompañada de otras 43 personas.

Hace unos tres meses, los doctores del hospital Luis Vernaza gratuitamente le operaron su pierna izquierda y le colocaron una prótesis porque sus huesos se debilitaron.

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