La antorcha olímpica recorrió ayer las calles de Ciudad de México, la única de América Latina que ha organizado unas justas  de verano, en un ambiente festivo que evocó los juegos celebrados en 1968 y  sirvió de promoción a los que se llevarán a cabo en Atenas, en agosto próximo.

El recorrido de 50 kilómetros se inició en la mañana en el estadio Olímpico Universitario, donde las autoridades deportivas y de la  estatal Universidad Nacional Autónoma de México entregaron la llama a  Enriqueta Basilio, la primera mujer en el mundo en encender el pebetero, en las  justas de 1968.

Decenas de deportistas  hicieron exhibiciones en diversas disciplinas, mientras que los organizadores de la ceremonia liberaron palomas  en señal de paz y emitieron en la pantalla gigante del estadio las imágenes de los Juegos Olímpicos de 1968, para emoción de las miles de personas presentes  en el lugar.

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Diversos medallistas olímpicos mexicanos portaron la llama, antes de  terminar el recorrido en el Zócolo, donde debía ser portada por última vez por  la atleta nonagenaria Rosario Iglesias, múltiple campeona mundial de la  categoría másters.

El fuego llegó ayer en la  madrugada a la capital mexicana  procedente de la ciudad brasileña de Río de Janeiro y antes de seguir a Los Ángeles, Estados Unidos, para después salir de América.

El comité organizador de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 incluyó a la capital mexicana entre las 33 ciudades que acogen el recorrido de  la antorcha olímpica, antes de que retorne, el 13 de agosto, a la capital  griega.