Mientras Estados Unidos lucha por lograr un equilibrio entre la escasez de mano de obra y la entrada ilegal de miles de indocumentados mexicanos al país, Canadá envía a las montañas y las ciudades de México a funcionarios interesados en contratar empleados. 
 
Más de 10.000 mexicanos trabajan cada año en Canadá, principalmente en las provincias de Ontario, Quebec, Alberta y Manitoba. 
 
El objetivo inicial del programa fue combatir la escasez de mano de obra en la agricultura, pero su éxito ha sido tal que los funcionarios canadienses lo han extendido a mexicanos desempleados de las ciudades que desean trabajos en la construcción, la industria hotelera y las plantas de procesamiento de carne. 
 
Los canadienses no demuestran mucho interés en ese tipo de trabajos. 
 
En un principio, Canadá permitió la contratación de obreros del Caribe en 1966, y ocho años más tarde fueron contratados 200 empleados mexicanos. Hoy el Caribe aporta unos 5.000 obreros y México el doble. 
 
"Es una situación en la que todos salen ganando", dijo Julián Anzaldúa, del servicio de empleos del estado mexicano de Coahuila. "Desafortunadamente, aquí no tenemos las oportunidades de empleo necesarias para muchos de nuestros obreros, y en Canadá ellos trabajan con todas las protecciones que tendría un empleado canadiense". 
 
Los mexicanos contratados pueden trabajar en Canadá de seis semanas a ocho meses, tienen un salario mínimo garantizado, laboran 40 horas a la semana y reciben alojamiento gratuito, dijo Anzaldúa. 
 
Los mexicanos deben ser contratados por una empresa canadiense que no pueda hallar los empleados que necesita a nivel local. La compañía paga los costos del transporte entre México y Canadá y posteriormente alrededor de un tercio de esos costos son deducidos de los salarios del empleado. 
 
La contratación de mano de obra extranjera calificada ha permitido la expansión de la industria agrícola en Canadá, lo cual ha creado a su vez más oportunidades de trabajo para los empleados nacionales y extranjeros, dijo Dave Greenhill, asesor del Departamento canadiense de Recursos Humanos y Desarrollo de Aptitudes Laborales. 
 
El programa es similar a uno propuesto este año en Estados Unidos por el presidente George W. Bush. Bajo ese plan, que debe ser aprobado por el Congreso, los mexicanos que hayan recibido ofertas de trabajo en territorio norteamericano podrían recibir visados temporales si puede demostrarse que no hay ciudadanos estadounidenses interesados en hacer esos trabajos. 
 
El Departamento de Trabajo de Washington mantiene un programa que permitiría a unos 45.000 mexicanos trabajar legalmente en tareas agrícolas cada año, pero los opositores de la medida afirman que el proceso de inmigración es excesivamente caro y complicado. 
 
Los empresarios, a su vez, afirman que el número de trabajadores permitidos no son suficientes para hacer frente a la escasez de mano de obra. 
 
El gobierno estadounidense sostiene que un 52% de los obreros agrícolas son indocumentados, pero grupos laborales e industriales calculan que la verdadera cifra se aproxima al 85%. 
 
Tras los ataques del 11 de septiembre del 2001, ha resultado difícil conseguir un equilibrio saludable entre las necesidades de la industria agrícola y los requerimientos de seguridad de Estados Unidos. Si bien se han presentado varias propuestas de ley para crear programas de empleo temporal, todas han enfrentado oposición en el Congreso. 
 
Los críticos del programa canadiense dijeron que los empresarios locales niegan derechos básicos a los empleados agrícolas, tales como el pago de horas extras y la obtención de los beneficios del desempleo que ellos mismos pagan. 
 
Michael Forman, vocero del gremio canadiense de empleados comerciales, dijo que los obreros no están conscientes de todos sus derechos y muchas veces temen presentar quejas contra sus patronos. 
 
"Si se quejan pueden hallarse de pronto en un avión de vuelta a su país", dijo Forman. "Todo está en su contra". 
 
Greenhill desmintió que se violen los derechos de los obreros y dijo que las autoridades mexicanas y canadienses vigilan estrechamente el cumplimiento del programa para asegurarse de que los empleados mexicanos se beneficien del mismo. 
 
Un empleado, Jesús Rodríguez, que participó en una cosecha de tabaco el año pasado en Quebec, dijo que el programa ofrece oportunidades financieras y tranquilidad de espíritu.
 
"Uno va allí sin temor, porque todo el mundo sabe que uno está allí legalmente", dijo Rodríguez.   En Estados Unidos la gente lo mira a uno de manera diferente. Lo ven a uno como un indocumentado incluso cuando tenga su permiso de trabajo. 
 
En México, Rodríguez gana alrededor de 500 dólares mensuales trabajando para una empresa de construcción como carpintero y pintor. En Canadá gana el doble. 
 
Rodríguez proyecta volver a trabajar en julio a la misma plantación canadiense de tabaco, aunque admitió que no le gusta la comida del país ni trabajar en granjas aisladas. 
 
"La comida en Quebec no sabe a nada y es difícil encontrar frijoles o chile", dijo. "Pero uno sabe que eso no será así siempre".