El Ecuador está huérfano de líderes, lo he escrito varias veces. ¿Alguien podría mencionar un nombre con tales características? En el mundo, el poder del presidente Bush y los países coaligados arrasaron una zona petrolera argumentando la necesidad de terminar con las armas de destrucción masiva y el terrorismo. Se encontraron con una cultura rebelde. Ya se contabilizan por miles los ciudadanos de los contendientes que han muerto, que mueren sin saber por qué o para qué mueren. ¿Y cuál es el caudal de responsabilidades que hay a espaldas de Hussein y Bush? Ninguno de los dos ha resultado líder, no obstante su poderío.

Y en Ecuador, ¿quién? Aquí es cuando viene a mi memoria la anécdota del título.

La escuché en una conferencia de una experta en factores humanos: ¿qué analiza usted cuando estudia la vida de una rana: el croar, sus saltos tan acrobáticos, sus grandes y sobresalientes ojos y el aspecto que toma su cuerpo para saltar? No, concluyó la disertante; usted estudia el charco. Es decir, analiza el entorno, el contorno y el dintorno en que realiza su ciclo vital.

Se vive una crisis en todos los órdenes de la vida ecuatoriana. Todos los días nos equivocamos: Gobierno y ciudadanía. En mi memoria está todavía una frase del futurista Naisbitt: “En una crisis escogemos a Lincoln y a Roosevelt. En los periodos intermedios escogemos a un desconocido”.

La opinión pública sostiene que nos hemos equivocado y no llevamos rumbo. Aunque la decisión nuestra fue con el voto. No podemos dar marcha atrás; al hacerlo así volveremos a equivocarnos.

Hace pocos días asistí a un acto en el edificio Las Cámaras. En la entrada había un gran lienzo que proclamaba: Think different (Piensa diferente). Es cierto, es tiempo de pensar diferente para no reincidir en los errores del pasado. Hay que imprimirle un sello nuevo al presente pensando de manera diferente y abandonando aquello que no ha dado resultado. No sigamos cavando en el mismo hoyo. El futuro ya está sucediendo. Dios dotó al hombre de facultades intelectuales para que siempre pudiese pensar diferente y elegir entre alternativas.

Los tiempos cambian; todo indica que seguirán cambiando. Los mandamás en un mundo que se globaliza van quedando en la sombra. Pronto solo serán caricaturas del pasado.

El Ecuador necesita, demanda, un Moisés a quien el pueblo realmente le crea y le siga. Que logre unificar criterios políticos que en el fondo son parecidos aunque lleven diferente marbete. El país está palpando el alto costo político y económico de ofertas utópicas que se hicieron durante la campaña electoral, sin conocer el charco. Las ambiciones políticas han traído desorden, y el desorden incertidumbre. Se intenta crear sin antes abandonar el charco en que estamos inmersos.

Estamos recibiendo una lección muy dura: la de una economía del retroceso, aunque se diga que la situación económica mejora. Nada cuesta menos de un dólar (veinticinco mil sucres). Los economistas de la dolarización no conocían el charco. Salir del pantano tendría un nuevo alto costo económico.