El escritor señaló como uno de los peligros democráticos al movimiento indigenista.

El indigenismo en Ecuador, Perú y Bolivia está provocando un verdadero desorden político y social, y por eso hay que combatirlo, afirmó el escritor peruano Mario Vargas Llosa.

El autor de La fiesta del chivo, Diario de Iraq, entre varias obras, y ex candidato a la presidencia de su país, estuvo en Bogotá entre el miércoles y sábado pasados, donde cumplió  varias actividades.

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Pese a que fue reacio a conceder entrevistas, Vargas Llosa analizó la situación política y económica de los países latinoamericanos. No se considera un liberal radical pero alabó las virtudes de la economía de libre mercado. Señaló como ejemplos de progreso a Chile y España.

“De Ecuador sé muy poco de lo que sucede ahora. Más bien dígame cómo está el gobierno del ex militar Lucio Gutiérrez”, señaló el escritor cuando se le pidió un criterio sobre la realidad ecuatoriana en el contexto latinoamericano.

En la clausura del seminario internacional denominado ‘Las amenazas a la democracia en América Latina: terrorismo, debilidad del estado de derecho y neopopulismo’, Vargas Llosa señaló como uno de los peligros democráticos al movimiento indigenista, que lo ligó al fenómeno del colectivismo.

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 “El desarrollo y la civilización son incompatibles con ciertos fenómenos sociales y el principal de ellos es el colectivismo. Ninguna sociedad colectivista o impregnada con esa cultura  es una sociedad  que desarrolla, moderniza y alcanza la civilización”, afirmó el escritor.

El socialismo, el nazismo y fascismo son los fenómenos colectivistas del pasado. Hoy se expresa mediante el nacionalismo y los integrismos religiosos. El fenómeno está brotando en América Latina “de una manera muy sinuosa y revistiéndose con unos ropajes que no parecen ofensivos sino prestigiosos”, dijo.

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Ecuador
“El indigenismo de los años 20, que pareció haberse quedado rezagado, es hoy en día lo que está detrás de fenómenos como el señor Evo Morales, en Bolivia. En Ecuador hemos visto operando y además creando un verdadero desorden político y social”, manifestó Vargas Llosa.

Citó el caso de su país: “Está brotando con dos o tres hermanitos que en nombre de esa identidad colectiva, la identidad indígena, autóctona, genuina, la de la verdadera peruanidad, han lanzado una campaña que cuando uno la examina racionalmente parece que fuera tonta, casi cómica, pero que toca un centro neurálgico llamado espíritu de la tribu, que nunca desaparece incluso en sociedades que han avanzado más en el camino de la civilización”.

Mencionó que los indígenas se basan en el argumento del agravio, al decir que han sido y son las víctimas del imperialismo, de los blancos, de los colonizadores, de las empresas que se quieren robar los recursos.

“En Bolivia se quejan que las empresas quieren llevarse el gas. En Perú, los arequipeños se levantaron para que dos empresas extranjeras no se llevaran la electricidad”, dijo.

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Agregó que en el movimiento indígena hay un elemento profundamente perturbador “que apela a los bajos instintos, a los peores instintos del individuo, como la desconfianza hacia el otro, al que es distinto. Entonces se encierran en sí mismos”.

Vargas Llosa mencionó que esas actitudes son incompatibles con la civilización y el desarrollo, “y a la corta o a la larga nos arrastra a la barbarie”.

Recomendó: “Si queremos alcanzar el desarrollo, si queremos elegir la civilización y la moralidad, tenemos que combatir resueltamente esos brotes de colectivismo. Podemos derrotarlos con buenas ideas”.

Otros temas
El escritor dijo sentirse optimista por el aspecto político de la región. En América Latina tenemos menos dictaduras que en toda la historia, tenemos democracias imperfectas pero dictadura absoluta solo una, que es la anacrónica, longeva y probablemente ya en curso de dar sus últimas batallas, que es la de Cuba, dijo.

Manifestó sentirse preocupado por lo que calificó de una dictadura en ciernes, “la del comandante (Hugo) Chávez”, de Venezuela, de la que dijo “tiene unos orígenes legítimos democráticos, desde luego muchas dictaduras han nacido de una manera democrática, la de Fujimori nació así en Perú”.

La de Chávez nació en un acto de irresponsabilidad de los venezolanos, disgustados, frustrados de la corrupción,  la demagogia, y cedieron a esos cantos de sirena del hombre fuerte, del caudillo”.

Acotó: “Ahora sufren el crecimiento de un monstruo que no solo está destrozando económicamente a Venezuela sino que está llevando al país, de una manera sistemática, a una dictadura cerril y prehistórica como la de Fidel Castro, en Cuba”.