Las discusiones entre trabajadores y autoridades  de Nueva York estaban en punto muerto hasta las 22h00 de ayer, a dos horas que se  cumpliera el plazo para el comienzo de una huelga de transporte que provocaría el  caos y costaría cientos de millones de dólares.

Las negociaciones contractuales entre el Sindicato de Trabajadores del  Transporte (TWU) y la Autoridad de Transporte Metropolitana (MTA) no concluían anoche, cuando  34.000 trabajadores del tránsito anunciaron que abandonarán sus puestos.

El sindicato instruyó a sus miembros para que si no se llega a un acuerdo  por un nuevo contrato de tres años y un aumento salarial de 6% dejen de  trabajar a la medianoche.

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Una orden judicial, emitida el viernes, permitía al Estado declarar ilegal la huelga.

El líder de TWU, Roger Toussaint, sostuvo ayer que aún había tiempo para  alcanzar un acuerdo.

“Pretendemos y seguimos pensando que se puede resolver el  contrato antes de medianoche”, pero “aún no hemos recibido una buena propuesta  de la MTA y continuamos esperando”, afirmó.

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Ed Watt, secretario general del sindicato de trabajadores, señaló que las negociaciones, que se realizan en un hotel en  Manhattan, demostraron “la mala fe” de las autoridades.

“Estamos en el mismo punto en el que debimos estar hace un mes”, indicó Watt.  “La Autoridad del Transporte retiró tres diferentes ofertas de las  negociaciones. Consideramos esto como una mala señal”, añadió.

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La última gran huelga de transporte en Nueva York fue en 1980, cuando el  volumen de personas que viajan diariamente a la ciudad para ir a sus trabajos  era la mitad de ahora. Unos 50.000 trabajadores fueron temporalmente reubicados  para estar cerca a sus trabajos. Esa huelga duró 11 días y costó a los sectores público y privado un  estimado de mil millones de dólares.