“El nivel de ansiedad es terrible, te levantas pensando si mientras dormías cayó Chávez y entonces corres a prender las noticias”, relata Orlando Santos, un contador que por tercer día consecutivo hace cola en un banco para sacar su dinero.

En diciembre, con motivos de las fiestas navideñas, precisamente las empresas pagan sus utilidades a sus empleados, pero debido a que los bancos se unieron al paro, no pueden retirarlas.

Presas del nerviosismo que se vive en el país, los venezolanos intentan a diario retirar su dinero para guardarlo en sus casas. Pero los bancos solo atienden de 09h00 a 12h00 y los retiros de efectivo están limitados.

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En esta Navidad, comprar se ha vuelto algo ideológico. Un buen antichavista solo debe abastecerse en los supermercados que los fines de semana abren tres horas, además ha dejado de ir a cines, restaurantes, bares y centros comerciales, todos cerrados.

Ahora la actividad nocturna se resume en participar en los cacerolazos de las 20h00 y los fines de semana las calles han reemplazado los pasillos de los centros comerciales.

En el centro, las tiendas comerciales han sido reemplazadas por los cientos de comercios informales.

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Con los locales y centro comerciales cerrados no hay promociones navideñas, en los diarios no hay anuncios de ningún tipo de producto y en la televisión no hay mensajes alusivos a la fecha ni publicidad, solo se transmite propaganda política. (M.V.)