Sin embargo, la celebración terminó en violencia. Cuando la concentración se terminaba, periodistas extranjeros y algunos manifestantes se sumaron a los pocos turistas que están en estos días en Caracas en los únicos lugares de comida que estaban abiertos al este de la ciudad, zona declaradamente antichavista.

En el bar El León en la zona de la Castellana, a los pitos y gritos de “sinvergüenzas”, “paro…paro” se sumaron los empujones, la invasión del establecimiento por las motocicletas y el acoso a los clientes, que eran menos de 50 personas.

Muchos salieron despavoridos, mientras los meseros intentaban en vano cobrar las cuentas.
Los enojados manifestantes denunciaban que “los que consumen en tiempos de paro son traidores y chavistas”.

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La escena se repitió en otros cinco locales y fue celebrada como una hazaña en la cercana Plaza Altamira, donde permanecen los militares rebeldes desde el pasado 22 de octubre acompañados a diario por decenas de personas.

Caraqueños que presenciaron la violencia pedían a los corresponsales extranjeros: “disculpen, qué vergüenza estamos todos locos” e increpaban a los antichavistas “están iguales a los círculos (bolivarianos, acusados de ser grupos paramilitares del movimiento chavista)”.

Todo esto ocurrió ante la presencia de la Policía municipal de Chacao que no hizo nada por intervenir, al alegar que no tenía competencia y que era menor en fuerzas y que solo podría intervenir la Policía Metropolitana.