El mal parece que no encuentra solución en la ciudadanía, que ignora o muestra quemeimportismo, y en la falta de leyes que sancionen a los que destruyen este ecosistema; incluso los sistemas de alcantarillado de Quevedo y San Camilo tienen sus vertederos en el río.

Sin embargo, algunos moradores han expresado su preocupación, como Francisco Ponce, que elabora un proyecto para recuperar la biodiversidad del río Quevedo; “hay que rescatar el equilibrio ecológico de este sector del Litoral, ya que ha disminuido drásticamente el recurso alimenticio que el río proporcionaba al hombre o porque sus aguas contaminadas afectan la salud de quienes utilizan sus aguas”, dijo.

Pesca prohibida
Otro de los problemas que hace más de dos décadas afectan al río Quevedo es la pesca con dinamita, barbasco (planta que envenena a los peces) y electricidad, que aceleran la contaminación de las aguas.

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Ramiro Rivera, coautor del proyecto, dijo que el problema es grave; “algunas especies de peces pueden considerarse extinguidas, como los lampones, sábalos, dicas y damas, han sido perseguidas y casi exterminadas con el uso abusivo de la dinamita; de igual manera el raspabalsa, carachamas, guanchiches y viejas, por la inconsciencia de la población que usa químicos para la pesca”.

Las lavanderas
Las lavanderas del río utilizan detergentes y blanqueadores que alteran la densidad del agua; una muestra analizada en el laboratorio de la Escuela Politécnica comprobó que había disminuido su densidad a 0.986/1, suficiente para acabar con algunas especies que habitan en el entorno del río, señaló Rivera.

También los sedimentos generados por la descomposición de los desechos sólidos alteran la estructura de las microcadenas alimenticias, lo cual vuelve impredecible la estructura química natural del río.

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Pero uno de los más altos contaminantes del río Quevedo son las aguas negras que en el 100% se arrojan al río, sin ningún tipo de tratamiento, esto se debe también al incremento poblacional; esta es la principal causa de contaminación, según un informe de la Universidad Estatal de Quevedo.

Raúl Arcos, quien habita cerca del río, señaló que se debería salvar al Quevedo y transformarlo en un sitio de atractivo turístico, y aprovechar para sembrar en sus orillas la mayor cantidad de árboles.

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“Hay que realizar una campaña permanente en los medios de comunicación para que la ciudadanía no arroje desperdicios y cuide y proteja las aguas del río, agregó la profesora Josefina Morán.