Castro lucía un terno oscuro; Febres-Cordero vestía más informal, con una camisa a cuadros y un pantalón blanco. El cubano saludó con amabilidad a los periodistas que le preguntaron su impresión sobre la ciudad.

Él respondió que, aunque había llegado por la noche (18h48 del sábado), todo le parecía bello. Castro arribó a la Base Aérea Simón Bolívar a bordo de un avión de Cubana de Aviación, acompañado por su escolta presidencial. Cinco minutos después, arribó otro avión con un grupo de artistas cubanos, quienes recorrieron lugares turísticos en cuatro buses de la cooperativa Libertad Peninsular.

Febres-Cordero lo esperó desde las 17h35 en la sala de estar de la Base, acompañado por su yerno Miguel Orellana y su fotógrafo Elio Armas. Este último salió para avisar a los periodistas que Castro accedió a tomarse fotos en los jardines de El Cortijo.

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En el parqueadero había una ambulancia, cuatro patrulleros, tres motorizados de la CTG y dos furgonetas blindadas para los 20 hombres de la seguridad de Castro. A 19h15 llegaron a la casa, donde estaba toda la familia del líder socialcristiano y sus amigos.

Los primeros contactos para la cita se iniciaron hace diez días, pero fue el viernes pasado cuando fijaron –vía telefónica– fecha y hora. Cuando Febres-Cordero fue presidente tuvo dos encuentros con Castro: en 1984 cuando visitó La Habana, y en 1988, cuando Castro asistió al cambio de mando presidencial con Rodrigo Borja.

Castro salió de El Cortijo ayer a las 02h00 y voló hacia La Habana. Febres-Cordero tomó un vuelo a las 09h00 hasta Miami (EE.UU.), para un chequeo médico.