El diálogo productivo entre autoridades, artesanos, micro, pequeños y medianos empresarios, que se dio ayer, reflejó el malestar que existe en ese sector por la atención en ciertos servicios que requieren.

El acercamiento se inició con la queja de Cristian Cisneros, director ejecutivo de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi).

En 9 pliegos de papel, escritos a mano, constaban todos los requisitos que una Pymes debe cumplir para su funcionamiento. “Es engorroso” le dijo a la ministra coordinadora de la Producción, Nathalie Cely, quien escuchó la observación. Al final, ella ofreció revisar la tramitología para unificar y disminuir costos y requisitos.

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Otra queja llegó de Jahnet Santamaría, dueña de una fábrica de implementos para discapacidades. Ella también se lamentó de las trabas gubernamentales. Dijo que no puede exportar desde hace dos años porque no cuenta con un certificado de libre venta que debe emitirlo la Agencia de Regulación. Además de pedir disculpas, Cely ofreció visitar su negocio y resolver el problema.

Naida Quishpe, propietaria de una tienda de productos naturales para el cuerpo, reclamó la falta de acceso al financiamiento. “Cuando vamos a la CFN (Corporación Financiera Nacional) nos piden una cantidad de requisitos que demuestra que los créditos están destinados a las grandes empresas, mas no a los artesanos”, dijo.

También se quejaron del etiquetado en los productos naturales con componentes de azúcar y sal. Pidieron trato diferente porque son azúcares, no azúcar. Cely ofreció revisarlo.

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En el diálogo, la ministra aprovechó además para recalcar que los artesanos, micro, pequeños y medianos empresarios no estarán afectados por la Ley de Herencia que tratará la Asamblea. “Para ustedes la ley es totalmente neutral”, dijo y ofreció que de enviarse ese proyecto este sector estaría sujeto “a como está ahora la ley; que quede claro”, aseguró. (I)